SOBRE EL NOMBRE DE LA PARROQUIA DE SAN JUAN BAUTISTA (o bien, de la Palma)
Cuenta una antigua anécdota del siglo XVII, recogida por Ortiz de Zúñiga, que un predicador de la parroquia advirtió desde el púlpito que los herejes debían guardarse de sus blasfemias, pues hasta las paredes y las piedras podían oírlas.
Deseoso de burlarse de él, uno de estos herejes proclamó junto a la palmera de la plaza, que la Virgen no había conservado su pureza después del parto.
Al día siguiente, un anciano acudió al tribunal del Santo Oficio para denunciar lo sucedido.
Sin embargo, cuando el acusado negó los hechos y el tribunal pidió identificar al denunciante, los vecinos aseguraron que aquel viejo llevaba años muerto y estaba enterrado bajo las mismas palmeras donde el hereje había blasfemado.
EL EDIFICIO
Su origen fue la edificación musulmana de época almohade (siglo XII) que quizá sirviera de edificio auxiliar a una construcción de más envergadura que se encontraría en la actual plaza de la Encarnación.
Posteriormente, en tiempos de la Reconquista del rey San Fernando (c.1248), se convirtió en parroquia de San Juan Bautista, seguramente con una nueva edificación. Un siglo más tarde (finales del siglo XIV o principios del XV), se ejecutó una nueva edificación según los parámetros mudéjares.
La portada de la iglesia, inspirada en la de los pies de San Esteban, está documentada en los años 1420-1421, y fue elaborada por los maestros canteros Juan Rodríguez de Lebrija y Martín Martínez. Lo único que queda de ese templo mudéjar es el arranque de la torre, el intradós de la bóveda que cubre el primer tramo de la capilla sacramental y la capilla de los Esquivel.
En el primer tercio del siglo XVIII se acometieron las obras que le dieron la actual fisonomía y que levantaron la doble espadaña actual, terminada en 1789. Acoge en su interior tres naves con capillas, de entre las que destaca la capilla sacramental y el valor devocional de las sagradas imágenes de Nuestro Padre Jesús del Silencio, María Santísima de la Amargura Coronada y San Juan Evangelista, titulares de la Hermandad de San Juan de la Palma.
LA CAPILLA SACRAMENTAL
El intradós de la bóveda del primer tramo de la capilla es de los pocos restos que quedan de la antigua edificación mudéjar, posiblemente de finales del siglo XIV o principios del XV, muy transformados, actualmente con pinturas de Rafael Blas Rodríguez, de 1941. Se remodeló la capilla entre 1934-1935 bajo la dirección del arquitecto Manuel Gómez y fue entonces cuando se colocó la actual decoración de yeserías y techo abovedado con casetones del segundo tramo. Acoge el Sagrario del Santísimo Sacramento y el culto principal de la Hermandad de la Amargura.
A ambos lados del retablo permanecen las imágenes de San Joaquín y Santa Ana, de finales del siglo XVIII. La Inmaculada que recibe culto en el retablo de los pies de la capilla, pertenecía al retablo mayor y con la remodelación de este para adecuarlo al culto de la Virgen de la Amargura, la imagen fue transformada como bulto redondo en 1960 por Francisco Buiza. Desde entonces permanece aquí. La capilla guarda interesantes pinturas: la mejor de todas ellas es La caída del maná, atribuida a Lucas Valdés, c.1700. Además de esta, hay una copia de La apoteosis de la Eucaristía de Herrera el Mozo y de la Última Cena de Murillo.
OTRAS CAPILLAS Y DEPENDENCIAS
Capilla de los Esquivel. Ubicada a los pies de la torre parroquial, fue adquirida en 1511 por la familia Esquivel como capilla funeraria para sus miembros. La Hermandad penitencial del Silencio toma escritura de esta capilla al trasladarse a San Juan de la Palma en 1724. Aquí permanecerá su sede hasta 1904 cuando, al fusionarse con la Hermandad Sacramental, pasa a ocupar la Capilla Sacramental.
En su interior se encuentra la pintura mural de Los desposorios místicos de Santa Catalina de Alejandría, obra de la segunda mitad del siglo XV, o principios del XVI. Relacionadas con otras producciones “italogóticas” como la Virgen de Rocamador de San Lorenzo, la Virgen del Coral de San Ildefonso o la de la Antigua de la Catedral de Sevilla, se descubrieron tras la restauración de Rocío Campos y Mª José Robina, en marzo de 2002.
LA CAPILLA DEL BAUTISMO. RETABLOS Y PINTURAS
En la nave del Evangelio, guarda la custodia de asiento que sirvió en diversas ocasiones para procesionar el Santísimo por las calles de la feligresía parroquial. Fue ejecutada entre 1947 y 1948 por Francisco Ruiz Rodríguez.
Otras capillas. En sus respectivas capillas de la nave de la Epístola reciben culto la Virgen de la Cabeza y la Virgen de Montemayor.
Retablos destacados. Además del mayor, c.1770 de Juan Cano y proveniente de la iglesia de San Felipe de Carmona, destacan los dos retablos del siglo XVIII que encabezan las naves laterales, dedicados a la Virgen de la Antigua y a Santa Ángela de la Cruz.
Pinturas destacadas. Repartidas por la iglesia están colocadas pinturas de interés como San Jorge matando al dragón (anónima, siglo XVI), el Descanso en la huida a Egipto (anónima del siglo XVIII), o Salomé con la cabeza del Bautista (anónima de finales del siglo XVII o de principios del XVIII).