Historia San Pedro Apóstol

EL EDIFICIO

La Parroquia del Apóstol San Pedro es un edificio levantado entre los siglos XIV y XV en estilo mudéjar. No obstante, de la construcción original no queda apenas nada, ya que el edificio actual es producto de diferentes obras posteriores. Se sabe que en la época bajomedieval constaba de una sola nave y un ábside poligonal que hoy se oculta tras el retablo mayor. Entre los pilares existían altares dedicados a algunas devociones, como Nuestra Señora, Santa Marta, San Roque y Santa Catalina. Desde mediados del siglo XVI se abrieron las naves laterales, a las que se le añadieron capillas anexas que fueron tomadas en propiedad por particulares y colectivos religiosos, que las utilizaban como lugar de enterramiento. En época barroca se enriqueció el interior del templo con obras de los mejores artífices de la ciudad, destacando el portentoso retablo mayor dorado.

Planta

La planta es de forma irregular, producto de la adaptación del edificio al espacio disponible. Tiene planta basilical de tres naves, siendo la central más ancha que las laterales, cerradas por un artesonado colgadizo que se sustenta en arquerías apuntadas apoyadas sobre cuatro pilares exentos y dos pilastras en el muro de los pies. El eje axial que discurre desde los pies a la cabecera no está alineado, sino que se tuerce hacia la derecha. En la nave del Evangelio hay cuatro capillas: la del Bautismo, la de la Virgen del Rosario, la del Cristo de Burgos y la de la Virgen del Pilar. En la de la Epístola están la de las Ánimas, la de San José y la de San Pedro ad Vincula.


Exterior

La fábrica del edificio está realizada en ladrillo visto, embellecido con un alto zócalo en piedra en su parte baja. La fachada principal, que da a la calle Santa Ángela de la Cruz, se adorna con una portada de piedra que fue levantada entre 1610 1612. Muestra un estilo tardomanierista que corresponde al gusto de la arquitectura de principios del siglo XVII, relacionable con los dibujos de arquitectos italianos como Palladio o Serlio. Es de líneas sencillas y de un corte clasicista. El vano de ingreso se monumentaliza con un arco sostenido por pilastras cajeadas que sostienen un entablamento con frontón partido. A partir de él nace un segundo cuerpo que enmarca un tondo cuadrado con la heráldica de la parroquia. A la izquierda de la portada hay un azulejo de la Madre de Dios de la Palma, titular de la Hermandad del Cristo de Burgos, realizado por Antonio Kiernan Flores.

La fachada de la nave de la Epístola es también de ladrillo visto, siendo lo más interesante la portada de piedra realizada por Diego de Quesada entre 1623 y 1624. Al igual que la otra, posee un esquema arquitectónico de líneas sencillas vinculado a los dibujos tardomanieristas italianos. Destaca la imagen del San Pedro Pontífice que preside la hornacina del segundo cuerpo, realizada por el escultor Martín Cardeno en 1624. Entre las dos enjutas del arco de la puerta se encuentra una cartela que reza “Tu es pastor ovium, prínceps apostolorum, tibi traditae sunt claves regni coelorum. 1624”. Es decir, “Tú eres pastor de las ovejas, príncipe de los Apóstoles, a ti se han entregado las llaves del reino de los cielos. 1624”. En el lienzo de pared situado a la izquierda de la portada se encuentra un retablo cerámico del Cristo de Burgos, hecho en 1959. En el extremo derecho de la fachada hay un azulejo de las Benditas Ánimas del Purgatorio, famoso por su característico “pajarito” que paraliza a los transeúntes que tratan de buscarlo.

De la fachada que da a la calle Doña María Coronel destaca el azulejo de la Virgen del Pilar, los elementos mudéjares de la pared de la cabecera y el paño de azulejería artístico que ornamentan la puerta que da acceso a la sacristía.

La torre es el elemento más identificativo del exterior del edificio. Cuando la iglesia era de una sola nave, la torre estaba independiente al edificio, siendo unida a él cuando se añadieron las naves laterales. El cuerpo inferior está formado por la antigua torre de estilo mudéjar, ornamentado con ventalas de arcos polilobulados y de herradura. El campanario data del siglo XVI y se compone de dos cuerpos, el inferior, de planta cuadrada, que forman arquerías geminadas que custodian las campanas; y el superior, octogonal y de estética parecida al anterior. Se remata con un chapitel de azulejería que hacen juego con la labor de cerámica banca y azul realizada por el alfarero trianero Juan Gascón.

Interior

Capilla mayor. De nivel más elevado que el cuerpo de la iglesia, destacan los dos púlpitos de madera que flanquean el acceso a la misma y los diez sitiales colocados a ambos lados de la pared. En las mismas se disponen conjuntos pictóricos datados hacia el siglo XVIII, como el apostolado, que podrían ser copias de José de Ribera. En cuanto al retablo mayor, anterior al actual era el encargado a Hernán Mateo y Nicolás de León, con pinturas de Alejo Fernández y Cristóbal de Cárdenas, terminado en 1554. La obra no gustó y en 1653 se decidió cambiar el retablo, desmontándose el que había el 29 de diciembre de dicho año. El actual fue contratado con Felipe de Ribas, quien entregó los planos el 20 de marzo de 1641. La obra se da por terminada el 20 de octubre de 1666, cuando el dorador Francisco Terrón recibió el finiquito por su trabajo en el dorado y policromía del conjunto.

El conjunto escultórico que lo ornamenta se centra la imagen de San Pedro en cátedra, obra de Andrés de Ocampo y policromada por Juan de Sauceda. Se piensa que perteneció a la Hermandad de San Pedro ad Vincula, quien la trasladó al altar mayor en el siglo XVII cuando adquirió el lienzo que hoy ocupa su capilla. A ambos lados de la imagen hay dos grandes cuadros en relieve que representan la liberación de san Pedro a la derecha y la investidura de Pedro como príncipe de la Iglesia a la izquierda. En el segundo cuerpo se encuentra la imagen de la Asunción de la Virgen, datada de mediados del siglo XVII. Aunque la historiografía tradicional la ha vinculado a Felipe de Ribas, por su factura no se puede descartar la colaboración de otros maestros vinculados a su taller, como José de Arce, quien introdujo el Barroco en la escultura sevillana a mediados de esta centuria. A los lados de la Virgen los lienzos en relieve de la caída de Simón el Mago a la derecha y en la contraria el tema de ¿Quo vadis, Domine? El tercer cuerpo es presidido por el Crucificado, de una magnífica hechura y expresividad. Es flanqueado por otros dos relieves que representan a san Pedro caminando sobre las aguas y la visión de san Pedro en la ciudad de Jafa.


Nave de la Epístola

Capilla del Sagrario. Es la más antigua de la iglesia, conociéndose su equipamiento desde 1379. En 1583 adquirieron la capellanía Antonio Petrucchio y su esposa Brígida Brocchi, que costearon el enriquecimiento de la misma, contando con el trabajo de artistas como Juan Bautista Vázquez el Viejo o Vasco de Pereira. Destaca la cúpula decorada con motivos mudéjares en ladrillo visto y detalles en cerámica. En el siglo XVII presidía un retablo con la imagen de San Antonio, sustituido por el actual decimonónico. Hoy lo preside el Nazareno de la Salud, obra fechable a mediados del siglo XVII, atribuida a Felipe de Ribas; junto con dos tallas de San Roque y San Sebastián, atribuibles al círculo de Ruiz Gijón. También destacan los dos ángeles lampareros que flanquean el retablo, procedentes de la iglesia de los Trinitarios Descalzos que hoy es la casa hermandad del Cristo de Burgos. Se exponen diferentes cuadros en las paredes laterales, como el Cristo atado a la columna de Luis de Morales, la Santa Faz, atribuida a Zurbarán; una Inmaculada copia de Murillo, la Alegoría de la Eucaristía de Lucas Valdés y los retratos de San Fernando y San Francisco de Asís.


Altar de Ánimas. Formado por un gran lienzo de altar que representa las Ánimas en el Purgatorio, obra de Domingo Martínez del siglo XVIII. En el banco del mismo se hallan unas pequeñas tablillas pictóricas que se piensa que perteneció al retablo original. Las mismas están atribuidas tanto a Alonso Cano como a Francisco de Herrera. Delante del lienzo se sitúa un Crucificado atribuible al círculo de Roque Balduque y una Virgen del Carmen cercana a Cristóbal Ramos.

Capilla de San José. Era la antigua capilla de la Hermandad del Cristo de Burgos. El San José que lo preside, obra de Juan de Astorga y Moyano, se situaba en una capilla en la pared entre las capillas del Cristo de Burgos y la de la Virgen del Pilar, trasladándose a su actual emplazamiento cuando la hermandad ocupó su capilla actual. La permuta se produjo a mediados del siglo XX. Flanqueando al Patriarca se encuentras las imágenes de San Joaquín y Santa Ana, tallas dieciochescas cercanas a Duque Cornejo.

Capilla de San Pedro ad Vincula. En origen era una construcción independiente que se anexionó al edificio cuando se amplió sus naves. La licencia para su construcción fue dada por el mayordomo de fábrica de la parroquia el 1 de octubre de 1563. En 1583 pasa a propiedad de la Hermandad de San Pedro ad Vincula, fundada el año anterior en el ex convento de Ntra. Sra. de la Paz. El 21 de marzo de 1612, el pintor Juan de Roelas ingresó como miembro de la corporación, haciendo el magnífico lienzo de la Liberación de San Pedro que preside la capilla sobre un retablo dorado y de jaspes. En las paredes laterales se distribuyen diferentes cuadros dieciochescos y decimonónicos que representan escenas de la vida de san Pedro. Destaca el relicario que custodian unas réplicas exactas de las cadenas con las que fue encarcelado el apóstol, conservadas en la basílica Eudoxiana de Roma. Otras piezas destacables es la Inmaculada Concepción, de finales del siglo XVII; un Crucificado en madera situado junto al relicario, de principios del siglo XVIII; y un Crucificado de marfil de escuela filipina.

Nave del Evangelio

Capilla Bautismal. Su decoración es moderna, destacando el revestimiento cerámico de todo el paramento y la bóveda de estilo gótico-mudéjar.

Capilla de la Virgen del Rosario. Perteneció a la Hermandad de San Juan Nepomuceno, fundada en Sevilla en 1730. En 1868 se popularizó el culto de san Caralampio, asociado a la sanación de epidemias y enfermedades, colocándose su retablo en esta capilla. Del retablo de este santo solo queda un relieve que se ubica en el exterior de la capilla. Cuando la hermandad desapareció se vendió su retablo, dedicándose la capilla al culto de la Virgen de Consolación con el retablo actual, de estilo neoclásico. Finalmente, se colocó la talla de la Virgen del Rosario en dicho retablo. De mérito es la Virgen, de vestir, que podría datarse en torno al siglo XVIII y retocada en el siglo XIX. Sobre el entablamento persiste la imagen de San Juan Nepomuceno, así como dos ángeles tenantes que podrían ser del retablo de dicha hermandad. También es destacable una pequeña Inmaculada que se guarda en el tabernáculo inferior del retablo, y otra Virgen de telas encoladas atribuible a Cristóbal Ramos o Juan de Astorga. A los lados del retablo hay dos grandes lienzos que representan las muertes de San Fernando y San Juan Nepomuceno.

Capilla del Cristo de Burgos. Sobre un retablo de factura moderna, preside la capilla el Santísimo Cristo de Burgos, imagen señera de Juan Bautista Vázquez el Viejo de 1573. Fue encargada por Juan de Castañeda para su capilla particular, siendo policromado por Juan de Zamora. En 1894 Manuel Gutiérrez Reyes Cano le añadió el sudario, cabellera y barba de pasta y telas encoladas. En 1884, el mismo escultor realizó la imagen de la Madre de Dios de la Palma, situada a la derecha del Crucificado. En la tercera hornacina se encuentra la imagen de San Juan Evangelista, obra de Antonio Illanes. Destaca la portentosa mesa de altar labrada en orfebrería con el escudo de la corporación.


Capilla de la Virgen del Pilar. La Hermandad toma posesión de la capilla el 19 de noviembre de 1695 tras comprar los derechos a la familia Casaus. El retablo es sencillo y de estilo neoclásico, presidido por la imagen de la Virgen del Pilar, titular de su hermandad, datable en el siglo XVII. En el ático del retablo hay una imagen de san Cayetano. A ambos lados hay imágenes de los santos José e Isidoro de buena factura.

Altar de la Inmaculada. Situado en el lado izquierdo del altar mayor, junto a la puerta de la sacristía. La preside una imagen de la Purísima de taller mesino a la que se le ha añadido un cuerpo de telas encoladas. Terminan de decorar el retablo pinturas modernas con la Sagrada Familia y los cuatro Arcángeles.

Altar de San Antonio. Colocado al otro lado de la capilla mayor, junto al sagrario. De estilo neogótico, lo preside una imagen del santo franciscano del siglo XVII, al que se le ha añadido un Niño de factura moderna. Completan la decoración los lienzos de santa Teresa de Jesús, san Fernando, san Hermenegildo, san Isidoro y san Leandro.

Altar del Crucificado. De estilo neoclásico, colocado en el lado izquierdo de la puerta de los pies. Estaba en el altar mayor hasta 1822 que fue trasladado a su emplazamiento actual. Está formado por pinturas de gran calidad fechables en el siglo XVI. Centrando la imagen de Cristo en la cruz, es acompañado por las escenas de la Magdalena, Adán y Eva, san José con el Niño y los santos Joaquín y Ana.


Altar de la Virgen de la Paz. Hace pareja con el anterior. Las pinturas están firmadas por Pedro de Campaña, encargadas a él por Pedro de Santiago Ferriol, que aparece retratado de rodillas en la tabla central. Otras escenas son las del camino al Calvario, san Jerónimo penitente, las Lágrimas de san Pedro, y san Sebastián.

Sacristía. De arquitectura sencilla, destaca la techumbre de casetones el escudo petrino, el lienzo de la Virgen con el Niño, copia murillesca; un Niño Jesús sobre nubes, del siglo XVII; un Crucificado atribuible a Juan Bautista Vázquez el Viejo y un azulejo de san José con el Niño.

Otras piezas destacadas. Resaltan por su valía artística el cuadro de la Virgen de la Esperanza, sobre la capilla de San Pedro ad Vincula, fechable hacia el siglo XVII; la Adoración de los Reyes, que emula el estilo pictórico de Rubens; y las imágenes de la Virgen de Fátima y el Corazón de Jesús que se sitúan en el muero de los pies, ambas de factura moderna.